Su sensatez

Al principio, ella buscaba en el resplandor de esos ojos,
encontraba alivio y esperanza; duró muy poco.
Pronto fue descubriendo los rasgos bestiales
de esa verdadera naturaleza de enfermo encubierto.

Las risas cambiaron por gestos serios y sombríos,
pues la voluntad de querer ayudarlo a curarse
sólo provocaba en él deseos de huída, de fuga;
los delirios sólo podían ahogarse en alcohol.

Sus mentiras fueron pronto descubiertas,
los pretextos y manipulaciones, sin freno,
se hicieron frecuentes y necesarios
para intentar retener un amor perdido.

Ella preguntaba cuál era la oferta,
él extendía meras vanidades;
no sabía cómo entregar nada
venido de honestidad y buena fe.

Terminó por hacer lo más correcto,
si no te deja, déjalo, le dijo.
Aquel, lleno de odio hacia sí mismo,
se fue esperando despertar del delirio...

Erik S.G.P.
-26-I-'10-