En cada rincón de tu cuerpo
se esconde un susurro siniestro
que desata en mi pecho el deseo
de caer fulminado a tus pies.
Lamentable el destino me augura
un siniestro final de agonía
lejos de tus pupilas y tu piel.
Que mi dicha sea tan amarga
cuando no sepa amarte y ser fiel
al placer que tus labios provocan
y al calor de tu vientre y su miel.
Erik S.G.P.
-24-I-'12-
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