El obturador abre y cierra repetidamente, durante más de sesenta fotogramas. Es un desencadenamiento erótico incontenible. Su imagen queda impresa para la posteridad y mis entrañas cada vez están más ansiosas. Sonríe, vuelve el rostro tímidamente sin saber dónde colocar las manos; sus hombros brillan y las sombras dan cuerpo a su cabello. Camina al sillón, se vuelve a la cama, brinca a la silla, juega en un banco, prende otro cigarrillo y deja fluir una vez más la cerveza por su garganta. Entonces su cuello dibuja espectros infinitos hacia un mar de poesía gráfica intangible aún a sus ojos. Sus clavículas me indican el camino y permanezco detrás de la lente, silencioso, a la espectativa de nuevas instrucciones en ese andar que ahora marca compases curvilíneos de locura y bienestar. Soy instrumento de su placer, sin hacer contacto, a unos metros, a dos pulgadas, cerca, lejos, sin romper la barrera del contacto entre su dermis y la mía. Escucho su voz, su risa, y la habitación se llena de la luz emanada desde su alma, a través de esos ojos brillantes de castaños, perfectamente coordinados con las armonías de color en este breve claustro donde las limitaciones o permisos los otorga y dictamina su voluntad. Es dueña del orden cósmico mientras yo permanezca con cámara en mano. Un relato erótico capturado en escalas de grises, más íntimo que cualquier contacto físico...
Erik S.G.P.
-8-V-'09-
Erik S.G.P.
-8-V-'09-
1 comentario:
y cuando dejas de mirar por el visor todo se desvanece o sigue así?
jeje, qué andas haciendooo!
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