lunes, julio 10, 2006

La pereza es un pretexto


En un librito titulado Shopenhauer como educador, Nietszche comienza de la siguiente manera: "Al preguntársele cuál era la característica de los seres humanos más común en todas partes, aquel viajero que había visto muchas tierras y pueblos, y visitado muchos continentes, respondió: la inclinación a la pereza. Algunos podrían pensar que hubiera sido más justo y más acertado decir: son temerosos. Se esconden tras costumbres y opiniones." Me parecen palabras justas para describir a los seres humanos. Sobre todo a nuestros contemporáneos. Es por pereza que siguen creyendo en las institucciones y los aparatos, y es por pereza que los cuestionan poco o de manera superficial. Hay que tener fe en que todo saldrá como la democracia lo disponga. ¡Qué posición más perezosa! ¡Pero por supuesto! ¡Mientras menos cuestionemos los principios y fundamentos de los aparatos y reglamentos que nos subyugan, más eficientes y confiables serán! Y si tienes fe y alguien se atreve a llamarte ingenuo o perezoso, tírale los dientes, porque las cosas ya no son como antes, ¿eh? Mira que la democracia nos ha costado tanta sangre y tan poca tinta. Si supieran la de papel que tuvimos que quemar para poder darles las instituciones e instancias legales que ahora nos amparan. ¡Y todavía tienen la desfachatez de quejarse y pedir que se les respete! Pero es como un sacrilegio. Mira nada más, qué desfachatez la mía de cuestionar sin razón lo perfectamente cuestionable. Porque para poder hacerlo se necesita de un gran esfuerzo, porque si no se comprenden los movimientos de un lado, pues no se entiende para nada el movimiento de la oposición que tampoco es tan opuesta. Es más cómodo pensar que todo está bien y se resolverá justo cuando no estemos viendo lo que pasa. Pensar que alguien vendrá a salvarnos de nosotros mismos es una posición en sí misma, perezosa.

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