Dejaste en la mesa un recuerdo,
una daga afilada y mortal,
un recuerdo de amor tan fugaz,
tan oscuro y siniestro.
Guardaste en tu olvido el amor,
la esperanza que un día nos vió
renacer con la fe de vivir
juntos y eternos.
Plagaste mi alcoba de ardor,
de momentos vacíos de ti,
del aroma que ya no está aquí,
de sufrimiento.
Enturbiaste en mi pecho el calor
convirtiendo el placer en dolor,
cambiando mi fe por terror,
por tu desprecio.
Y saliste de esta habitación
conservando en el rostro el fulgor
que a pesar de mis dudas te vas
sin remordimientos.
Me dejaste con la maldición
de escucharme en tu risa y tu voz,
de buscarte por cada rincón
con mis lamentos.
Un hueco dejaste en mi vida,
un vacío de muerte y rencor,
un dolor tan intenso y brutal,
un Infierno en mi pecho...
Erik S.G.P.
-12-II-'12-
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