domingo, febrero 19, 2012

La Puerta Cerrada

I

Hay ciertos acordes en mi cabeza
que suenan por dentro y por fuera
marcándome el ritmo lejano
de tus pasos de olvido y dolor.

Siento en el pecho un profundo vacío
que sólo se llena de angustia
cada vez que recuerdo tus labios lozanos
rozando mi rostro de amor empañado...

II

La locura me embriaga y me obliga
a emprender un camino de retrocesos
empañados de nostalgia y recuerdos
que consumen el poco calor en mi pecho.

Viciados mil días de pesadillas
que hieren mis párpados siniestros
con imágenes vivas desde mis pupilas,
que conservan grabado el horror de mis versos.

Con terror me despierto en las noches
empapado en delirios muy viejos
que dominan y manchan mis sueños
enturbiando de muerte todos mis anhelos.

Por mis venas camina un demonio sagaz
que mutila por dentro mis extrmidades
sacudiendo la piel irritada que envuelve
mi espíritu seco de paz que no viene.

El dolor de este cuerpo agobiado
se transmite en un rostro contrito
que reclama jornadas de un turbio pasado
y corrompe mi juicio que se ha doblegado.

Esta angustia maldita me la ha provocado
el abandono fortuito al que estoy sometido
por olvidar los detalles cotidianos
al estar consumido en un profundo egoísmo.

III

Devolver la felicidad a tu rostro
es una tarea que ha quedado
por completo fuera de mis manos
pues deseché la oportunidad
de cumplir tus deseos al pié de la letra.

Esto ha sucedido porque no supe
recordar que era muy importante
considerarte y tomar tu opinión
cada vez que el deseo hacía presa
de mi instinto y mi voluntad para amarte.

IV

Una estrella fugaz me robó la esperanza
de caminar junto a ti de la mano
una noche en que mi estúpido orgullo
me arrebató de las manos todo el impulso
de preguntar qué buscabas en mí y en tu vida.

Desperdicié tantos bellos instantes
que pudieron haber quedado grabados
en tu vientre y mi pecho vacío
si tan sólo me hubiera tomado un segundo
para mirar en tus ojos y tu espíritu.

Porque mis dedos idiotas un día olvidaron
el camino correcto en tu piel y tus labios
para llevarte hasta pasar las fronteras
de millares de orgasmos placenteros
que te invitaran a permanecer más días a mi lado.

Además mis palabras un día enmudecieron
pues mi boca olvidó complacer tus oídos
con versos incautos y bien dirigidos
que supieran llegar a tu piel y tu alma
para hacer resonar el amor que por ti yo emanaba.

¡Qué fracaso tan grande he sido en tu vida!
¡Qué siniestros los días que desperdiciaste!
Lo mejor que pudiste haber hecho es como hiciste,
olvidarte de mí para siempre dejándome hundido
en mi tonto egoísmo, ¡en mi fiel agonía!

V

Abre mi pecho, saca mi corazón,
pártelo en muchos pedazos,
vierte la sangre en un recipiente
y guarda en mis restos mundanos
un recuerdo profundo e hiriente
que me obligue a seguir caminando
como un muerto en vida ahogado en tu risa.

Arranca mi piel de mis manos y brazos,
teje con mis venas una soga robusta
y tuércela fuerte en torno a mi cuello
para ahogar mis palabras vacías de sentido.

Rompe mi cráneo y mutila mis párpados,
llena mi mente de imágenes vivas
que me hagan mirarte de forma obsesiva
hasta volverme loco por intentar
pronunciar tu nombre para ver si apareces.

Quiebra mis piernas para que no pueda
alejarme de tus recuerdos y tus pasos
y conserve la estática eterna y doliente
de lamentar la incapacidad absoluta
para seguirte hasta donde vayas y llegues.

Consume mi alma en un respiro profundo
y exhala mi ser al olvido absoluto
para que permanezca perdido en un limbo
donde no exista ni piense ni sienta
otra cosa que no sea nostalgia de tu persona.

Mátame ahora desgarrando mi vientre
que prefiero morir o sufrir para siempre
a vivir sin tu amor ni tu abrazo ferviente.

VI

De una boca a otra
voy tratando de olvidarte.

De una cama a la siguiente
intento sacarte de mis sueños.

De nuevos suspiros y abrazos
sigo buscando alimentarme.

En trazos distintos sobre otros lienzos
busco y bosquejo curvas similares a las tuyas.

En frases y versos para ellas
trato de encender el calor que me provocabas.

Pero he fracasado en todos los roces,
en cada centímetro de piel recorrido
por unos labios atroces e infieles
que deshonran el recuerdo de tus besos.

Cada caricia que entregan mis manos
es un desperdicio maldito de muerte
que engaña a las pieles ingenuas
pues busco en ellas la memoria de tu vientre.

VII

El día que logre olvidarte por siempre
habré olvidado también
que debía olvidarte desde la última vez.

Cuando te haya olvidado definitivamente
estaré disfrutando de tus abrazos
en el cálido pecho de otra bella mujer.

Será entonces que me haya olvidado
del placer que nos dimos
y de los buenos momentos perdidos en el ayer.

Olvidaré que alguna vez yo te amé
y que me amaste de vuelta
soñando a diario con mi boca y mi piel.

Olvidaré las sonrisas, los gritos,
tu piel erizada en mis manos;
olvidaré los lamentos, los besos,
tu encanto y el llanto también.

Habré olvidado que un día me dejaste
porque no supe amarte como merecías,
y posiblemente siga amando como sé hacerlo
repitiendo este ciclo maldito una y otra vez.

Erik S.G.P.
-18-02-'12-

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